and architecture, hand made architecture

31 de enero de 2010

concur s.o.s.


Llevo haciendo concursos de arquitectura desde que era estudiante, en los lejanos ochenta.
Han cambiado mucho desde entonces, no hay duda. Poco a poco han ido convirtiéndose en una manera ciertamente agónica de encontrar trabajo para muchos arquitectos. Hoy sobre todo, para los más jóvenes. Aunque no sólo para ellos. Doy fe.
Diríamos que se ha convertido en un mundo oscuro. Que ha perdido grandes dosis de alegría e inteligente creatividad para trufarse de sospechosas irregularidades y no pocas injusticias.
Es verdad que la fuerte afición de los arquitectos españoles a practicar el deporte del concurso ha hecho de nuestro panorama profesional un cuerpo bien entrenado. Capaz de proezas inimaginables. Véanse las revistas.
Por contra, nuestra exacerbada vocación y nuestro jovial entusiasmo han sido utilizados vilmente por diversos organismos públicos y privados para poner a trabajar de manera gratuita a hordas de arquitectos envilecidos por la expectativa de poder construir... algo.
Y digo "algo", porque la febril cultura del espectáculo que nos rodea y la desproporcionada competencia han hecho que los actuales concursos de arquitectura, más que "arquitecturas" muestren, en muchas ocasiones, "aleluyas" ciertamente inconstruibles. Insensateces de toda índole.
El todo vale se ha instaurado en un país desorientado por la inercia de un pasado para olvidar.
Recientemente los medios nos han proporcionado las crueles imágenes del infausto pueblo haitiano en las que multitudes literalmente espachurradas contra verjas metálicas claman desesperadas por algo que llevarse a la boca. Perdiendo la poca dignidad que acaso les quedaba. Y no puedo por menos que pensar en lo que nos podemos estar convirtiendo los malogrados arquitectos españoles.
Concursamos y concursamos. Tirando a la basura miles y miles de horas de entusiasmo en una escena digna de vergüenza.
La solución puede que exista pero, como casi siempre, empieza por cambiar la cultura. Nuestra cultura. La de todos, no sólo la de los arquitectos. Que es una de las cosas más difíciles que hay.
Más que ganar un concurso.


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