A menudo la complejidad que manejamos es invasiva e inabarcable. Y es entonces cuando nos inclinamos a acudir a ciertos rituales de economía, a diestros procesos de ahorro y moderación, a practicar una medida parsimonia que nos proporcione el necesario progreso.
Cuando nos enfrentamos a procesos
donde debemos vencer un contenido enredo, un reiterado entrelazamiento de
variables, tendemos a valernos de métodos y habilidades con los que
contrarrestar las muchas indeterminaciones que dificultan llegar a los
resultados buscados. Ese denodado control de todo aquello que produce los avances
significativos depende inevitablemente de una aprendida capacidad de elección
pero también de saber involucrar una adecuada exactitud. De decidir ese corte o
incisión que nos pueda dirigir a lo conciso, sucinto y exacto. Y esa
sustracción selectiva, esa abstracción, consigue elevar la solución y la
intención.
Muchos
recuerdan el arcano medieval de Ockam que ante la disyuntiva de opciones probables
se limitaba a proponer inclinarse hacia la corrección de una decantada simplificación,
pero resulta conveniente descender al más contemporáneo aforismo que sostiene
que todo
se debería entender tan simple como sea posible, pero no más simple.
Lo simple es, literalmente, lo que
no tiene pliegues, lo que carece de realces, arrugas, asperezas o adornos. Su
virtud principal puede que sea la claridad. Pero, por contra, su exceso puede
resultar decepcionante y banal. Hallar el equilibrio de lo controladamente
complejo resulta a la vez de no inmediato siempre atractivo y luminoso.
La búsqueda de lo estricto es en sí
un bello objetivo pero, facta non verba,
conseguirlo no supone sólo un cabal planteamiento aislado requiere mantener una
actitud constante y real de limpieza propositiva. En la evolución el éxito está en la selección. Las decisiones no son nunca
autónomas y conllevan cadenas de consecuencias. El verdadero avance resulta
cuando se logra conservar un criterio descontaminado de categorías superfluas. Cuando
se sostiene la adecuada actitud en la que la indagación selectiva conlleva
precisiones constantes. Y libres.
Sea dicho con todo cariño.
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